8.02.2010

El poder de la sencillez.

Ella se sentó a su lado y comenzó a jugar con sus manos. Los cruces de miradas acompañados de sonrisas eran cada vez más violentos. Las cosquillas de él sólo fueron una excusa para tocar su cuerpo. Las caricias en su espalda, sólo una muestra de cariño.

Ella recostó su cabeza sobre su pecho, lo miró fijamente y después volvió a apoyarse en él. La besó en la mejilla y se incorporó. Las líneas paralelas entre sus ojos eran algo similar al muro de Berlín: indestructibles. Él le acarició el cuello y se fueron acercando, poco a poco, centímetro a centímetro. Cargaron el peso del momento en sus almas y se besaron.

Fue una décima de segundo, una fracción ínfima del tiempo completo de sus vidas. Algo a priori insignificante se convirtió en uno de los mejores momentos de sus vidas. De ahí a la eternidad. El poder de la sencillez.

1 comentario:

  1. ai cosas sencillas que son increibles como tu texto :)te sigo, espero que te pases por el mio
    muack ;)

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