6.21.2011

Mi efímera verdad.

Hoy podría ser otro día cualquiera. Otro de esos en los que os cuento alguna historia, vosotros la leéis y valoráis su calidad. En realidad no tengo ganas de eso. Mi verdad, ahora mismo, es una rabia interna de una potencia incontrolable. Lo mejor de todo: no sé el motivo. ¿Posibles causas? Miles. Desde esa chica que inconscientemente necesito para hablar con ella aunque sea un `hola´hasta la imperiosa necesidad de entrenar a un equipo de baloncesto pasando por las impresionantes ganas de ver algo que realmente me llene por dentro.

Hoy, hoy me siento un extraño dentro de mí mismo. Como si una nueva parte de mí hubiera brotado de entre lo más oscuro de mi ser. Podría explicaros esto de una forma poética, literario o llamadlo como queráis. Ciertamente, hoy no me importan ni los adjetivos que le pongáis a mi texto. Hoy expreso lo que siento de la forma más natural, tal y como aflora de mi interior. Hoy, mis manos tan sólo son un tren de mercancías que lleva mis pensamientos de mi mente hasta este lugar escondido de la red de redes. No hay truco, ni estilismo catalogable que valga. Hoy soy yo desde el inicio hasta el fin, sin flores ni purpurina.

Así, hoy soy rabia, ganas de pelear, ira, enfado, pasión por el enfrentamiento, dolor, impotencia, cólera, indignación, furia, locura... Lo peor es que, quizá, cuando terminé de escribir esto y lo publique, cambiaré de parecer. Surgirá algo que transforme mi situación anímica. Pero eso es algo incontrolable por mí, en cierta medida. Aún así, sed bienvenidos a mi efímera verdad.

6.19.2011

Esto soy yo.

Soy cariño, fraternidad, amistad y calor. En otras ocasiones me defino por la frialdad, el distanciamiento y el enfrentamiento. Soy inteligencia, trabajo y perseverancia. Talento y esfuerzo. Otras veces, en cambio, soy estupidez, inexperiencia y vaguedad. Así, esto soy yo: soy opuestos que se complementan en un mismo cuerpo.

Con esta definición, creo considerarme alguien especial, que se salta la norma de lo general para intentar ser una persona única. Lo coloquial es definir a las personas como únicas y diferenciadas de todas. En cambio, la realidad es que podrían hacerse grupos específicos marcados por las características generales de las personas salvando ciertos rasgos únicos. Yo quiero desetiquetarme, ser ajeno a la caracterización que la sociedad hace de mí. Quiero mostrarme tal y como soy sin guardar relación alguna con lo que se presupone de mi persona. Conseguir saltar las fronteras que la sociedad me impone y ser quien yo quiero ser. Es difícil pero, bajo mi punto de vista, posible.

Admiramos a los genios científicos, a los deportistas de alto nivel, a los grandes literatos, a los sobresalientes actores de cine... ¿Por qué yo no puedo sobresalir como lo hacen ellos? ¿Qué me hace diferente de cada una de esas personas a las que veneráis y que alejáis del grupo de los normales? Pienso, ya que esto es una opinión subjetiva, que todos podemos llegar a alcanzar ese grado de divinización que sufren ciertos personajes. Lo que caracterizan a estas personas suele ser su talento. Bien, digamos que sí, creo en él. Pero no lo veo la mayor fuente de esa divinización que hablaba. Creo que el trabajo, la capacidad de sacrificio por mejorar en lo que uno desea surte más efecto en ese aumento de lo único que reside en nosotros que el propio talento. Porque al final, el trabajo crea el talento.

Por tanto, espero que todo eso que en el primer párrafo me definía pase a ser algo secundario. Mi objetivo es único, nunca mejor dicho, y esencial: trabajo. Sin él no obtendré nada, salvo cosas mundanas y carentes de placer para mí. Sin él, no conseguiré desetiquetarme. Sin él, no tendré la posibilidad de ser yo. En conclusión: quiero que mi potencia, entendida en el sentido que daba al término Aristóteles, aquello que yo quiero ser en realidad, se convierta en presente. Y eso, según entiendo yo, sólo tiene una vía de alcance: trabajo.






PD: andar descalza, no sé quién eres y no puedo comentarte en ningún sitio. Pero aquí tienes lo que querías, mi vuelta.