5.16.2012

Aplausos escépticos.

Aplaudo, irónicamente, la cobardía. El no saber estar, el infantilismo de algunos dementes, la contradicción de los inconsecuentes. Éstos son síntomas de incultura y de, probablemente, maldad. Equivocarse es un paso más de esta vida, algo que te hace avanzar. Errar aún sabiendo por qué y siendo consciente del fallo es gravemente perjudicial para el juicio humano. En una época en la que la mala gestión política y la corrupción económica están al orden del día, es necesaria una postura crítica y, a veces, incluso escéptica respecto a todo. No creer en nada debería ser la primera opción.

Y lo peor es que esto, por desgracia, no debe hacerse sólo a un nivel macro, sino a un nivel micro también. Desconfiar de cualquier alma y pretender desvelar qué se oculta tras la máscara es una obligación que todos debemos llevar a cabo. Yo ya no me creo nada de nadie, ¿y tú? ¿Seguirás siendo una marioneta más del entramado teatral de este mundo?

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