3.04.2011

Humanimal.

Desgarró cada segmento de su piel por cada uno de los segundos de rabia que le había inyectado en vena. Pisoteó sus testículos hasta convertirlos en fluido líquido corporal. Desmembró de sus manos todos los dedos, falange a falange, haciéndolo sufrir. Arrancó sus ojos de las cuencas de forma pausada, sosegada, infringiendo dolor en cada nervio de su cuerpo.

Y para el final, dejó la mejor parte de todas. Clavó las uñas en su pecho y lentamente perforó las capas de su piel. Penetró entre la tercera y cuarta costilla como si su mano fuera una feroz garra dispuesta a atravesar hasta el mismísimo adamantio. Lo acarició con la yema de los dedos durante cinco o seis segundos y, sin un ápice de nerviosismo en sus ojos, arrancó su corazón con una fuerza sobrenatural.

Dejó el corazón descansando en sus manos, en alto, como venerando algo que por fin obtenía tras el desesperante paso del tiempo. Lo miró a la cara y vio como lentamente dejaba de fluir la sangre por su cuerpo. Estaba perdiendo la vida en cada inhalación de aire que pretendía efectuar para continuar vivo. Poco a poco, como si se tratará del anochecer del Sol, sus órganos vitales dejaron de funcionar y su mirada quedó en blanco, perdida en la eternidad del terror. El crepúsculo de su vida había llegado y él la había arrebatado vilmente, él era el autor de aquella genial obra de arte.

Miró el corazón que aún sostenía en su mano y sonrío. Había vengado cada instante de sufrimiento que aquél hombre le había hecho padecer. Se sentó en una silla frente al cuerpo desgarrado, mirando a través de la ventana la noche tormentosa y oscura. Dejó que aquel corazón dejará de latir. Era el fin de su venganza y el comienzo de una nueva era. Por fin era libre y se sentía como un auténtico monstruo dispuesto a desbordar toda su furia. En aquel preciso momento, se sentía un híbrido entre hombre y animal, una bestia con raciocinio capaz de generar miedo en los ojos ajenos, capaz de morder el cuello de la muerte y sobrevivir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario